En los albores de la existencia, el cosmos era un lienzo silencioso y vacío hasta que el Poderoso Celestial insufló vida al vacío, esparciendo las semillas de la creación por estrellas y planetas. Pero de las sombras emergió la Entidad Antivida: un parásito voraz, lo contrario de todo diseño, que consumía todo ser vivo a su paso.
Para proteger el último bastión de la vida, la Tierra, se enviaron las Entidades Constelares, gobernantes del gran designio. Estos poderosos seres, acostumbrados al mando cósmico, se encontraron con una misión inaceptable: proteger a la humanidad. Entre ellos, Triangulum, cansado de esta tarea mundana, planea su reencarnación. Ha acumulado conocimiento prohibido, tejiendo un hechizo para romper el escudo protector de la Tierra, invitando a las mismas fuerzas que fueron enviadas a repeler.
Sin embargo, Orión, el estratega maestro de los Constelares, anticipa cada movimiento. Aunque no pueden ejercer su verdadero poder sin un conducto humano, Orión elige a Xerxez como su recipiente mortal. Juntos, se enfrentan a la magia oscura de Triangulum, pero la amenaza se agrava cuando el propio hijo de Xerxez, Maximus, se convierte en el anfitrión involuntario de Draco, el enemigo más formidable de los Constelares.
Ahora, Xerxez se enfrenta a una elección imposible: ¿cómo puede derrotar a un mal cósmico que lleva el rostro de su propio hijo?
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