Un romance de hombre lobo con harén inverso
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Evaline Greystone era hija de un Alfa, pero su vida fue todo menos privilegiada. Tras perder a su madre a temprana edad, sufrió la crueldad de su madrastra y sus hermanastros, mientras que su padre ignoraba su existencia.
Su único consuelo era Ethan, el heredero alfa de una manada vecina y el hombre al que amaba.
Pero el destino nunca fue amable con ella.
Cuando Eva cumplió dieciséis años, descubrió que no tenía lobo. De la noche a la mañana, se convirtió en una anomalía, una desgracia. Se convirtió en el hazmerreír del mundo de los hombres lobo.
Pero su tormento se intensificó hasta convertirse en algo más oscuro, algo siniestro, a manos nada menos que de su hermanastro. Aun así, se aferró a Ethan, creyendo que su amor sería su salvación.
Esa ilusión se hizo añicos el día de su decimoctavo cumpleaños.
Ethan resultó ser su compañero predestinado, pero en lugar de alegría, le trajo devastación. La noche después de haberse entregado el uno al otro, Ethan declaró que ella era demasiado débil para estar a su lado. Peor aún, la rechazó públicamente y eligió a su hermanastra.
Humillada, traicionada y aterrorizada por lo que su hermanastro haría a continuación, Eva huyó.
Pero su escape la condujo directamente a una pesadilla.
A la mañana siguiente, despertó con la terrible noticia: toda su manada había sido aniquilada. No quedaba ni un solo superviviente. ¿Y los responsables? Los cuatro Reyes Renegados, temidos Alfas que gobernaban el mundo sin ley de los hombres lobo. Despiadados e imparables, habían venido a terminar lo que habían empezado.
Pero Eva no estaba muerta. Estaba huyendo. Y embarazada.
No llegó muy lejos antes de ser capturada. Arrastrada ante los Reyes Renegados, se preparó para el fin. Pero en el último momento, cambiaron de opinión. En lugar de matarla, la convirtieron en sirvienta: la hija de un Alfa caído al servicio de los mismos Alfas que destruyeron su mundo.
Lo que ni ella ni los Reyes Rebeldes sabían era el cruel giro que el destino les tenía reservado.
Eran sus compañeros.
A pesar de su sufrimiento, se negó a rendirse, decidida a forjar un futuro para ella y su hijo. Y para ello, se inscribió en la academia de hombres lobo dirigida por los mismísimos Reyes Rebeldes.
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